El poder del autocuidado para mantener tu bienestar emocional

Es esencial cultivar y practicar el autocuidado para mantener un equilibrio tanto en nuestro interior como en nuestras relaciones con los demás. Este implica la habilidad de cuidar tu salud y bienestar personal. Más allá de atender nuestras necesidades físicas, el autocuidado se manifiesta con mayor relevancia en el plano mental y emocional. Nunca antes se había puesto tanto énfasis en el cuidado de la salud emocional y psicológica como ahora, convirtiéndose finalmente en un tema de relevancia para la salud pública.

El autocuidado es primordial no solo para mantener a raya el estrés y prevenir patologías como la ansiedad o la depresión, sino para aumentar nuestra sensación de bienestar y felicidad. Nos hace sentir bien en nuestra piel, estar en nuestro centro vital, conectados con nuestro ser interior. También proporciona coherencia entre nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos. Porque el autocuidado va más allá de cuidar nuestra alimentación o hacer ejercicio, supone cuidar nuestras emociones, nuestra forma de pensar y también nuestra parte más espiritual. Esta última es esencial para alcanzar la paz interior y otorgarle sentido a nuestra vida, lo cual, a su vez, fomenta la felicidad y el bienestar mental.

7 claves para mantener tu bienestar emocional

Rutina diaria de autocuidado

Igual que con otros hábitos saludables que hemos introducido en nuestra vida, también podemos crear una rutina diaria de autocuidado que nos ayude a preservar nuestro bienestar emocional, algo que, ya sabemos, puede afectar incluso a nuestra salud física y es fundamental para sentirnos tranquilos y aumentar nuestra sensación de felicidad. Aquí tienes algunas claves, hábitos y prácticas que pueden ayudarte a crear tu propia rutina de autocuidado.

1. Autoconocimiento

Conocerte constituye el pilar fundamental para comprender lo que te sucede: qué se esconde detrás de las emociones que experimentas, por qué te comportas de cierta manera, qué patrones de conducta heredados podrían estar afectándote negativamente, y qué posibles traumas o heridas arrastras desde tu infancia. Todo este autoconocimiento te facilitará la gestión de tus emociones. Descubrirte a ti mismo también implica explorar tu verdadera identidad, identificar tus dones y talentos, así como tus auténticos deseos y anhelos. En otras palabras, conectarte con tu esencia para desarrollar plenamente tu potencial.

El autoconocimiento guarda una estrecha relación con la inteligencia emocional, una cualidad que fortalece nuestra resiliencia frente a las adversidades. ¿Cómo lograr conocerte mejor? Desde hacer un curso de coaching a llevar un diario en el que escribir cómo te sientes cada día, practicar mindfulness o yoga, hacer un taller de autoconocimiento, pararte a reflexionar cada día acerca sobre tus sentimientos y acciones, leer libros de desarrollo personal o incluso optar por la terapia, las opciones son diversas y abundantes.

2. Poner límites

Aprender a decir no y poner límites es fundamental para proteger nuestra salud mental, ya que nos ayuda a poner límites físicos y emocionales respecto a las situaciones o personas que pueden ser perjudiciales para nosotros o nos consumen la energía. En este punto es importante saber detectar a las posibles personas tóxicas que hay en nuestro entorno, ya sean amigos, familiares, pareja o compañeros de trabajo, con el propósito de distanciarnos de ellos o establecer límites firmes y claros. Cuando pones límites estás conectando con tus valores y principios, con lo que para ti es realmente importante, y esto nos ayuda a reconocer nuestras necesidades y emociones, es decir, a cultivar el autocuidado.

No tengas miedo a expresar lo que quieres y lo que no quieres, ni dejar claras tus «líneas rojas». Esto potenciará tu autoestima y contribuirá que los demás te valoren y respeten más.

3. Pensar en positivo

Cultivar un pensamiento positivo, alejándonos de la negatividad y limitaciones cognitivas, es algo que no solo se puede aprender, sino que es esencial para preservar la salud mental, mejorar el bienestar y desbloquear nuestro potencial. Para que te hagas una idea de lo importante que es este punto, un dato: nuestro cerebro procesa diariamente alrededor de 60.000 pensamientos, de los cuales un 95% son involuntarios, y de estos, un 80% tienden a ser negativos. Imagina cómo podrías sentirte y todo lo que podrías lograr si consiguieras cambiar solo una parte de ese porcentaje por pensamientos positivos y enriquecedores.

¿Cómo lograrlo? En primer lugar, intentando identificar los pensamientos negativos y cambiándolos por sus opuestos («sí puedo», «sí valgo»). Después, reprogramando nuestra mente cada día con afirmaciones positivas como «me lo merezco», «soy suficiente», «estoy en el buen camino». Hacer listas de logros puede ser útil cuando la autoestima está baja y el diálogo interno se vuelve destructivo. 

Además, es importante cambiar nuestro lenguaje para fomentar el pensamiento positivo, evitando verbalizar cosas negativas y convirtiendo aquello que nos da miedo en posibilidades «¿y si… sí puedo hacerlo?». Técnicas como la meditación también contribuyen a reducir la carga de pensamientos negativos, dando espacio a la calma, la objetividad y la positividad.

4. Momentos contemplativos

En las sociedades desarrolladas, la premisa del «hacer» prevalece sobre el «ser» y el «estar», generando una saturación mental con estrés, emociones negativas y pensamiento rumiante o en bucle. Es necesario tener momentos contemplativos, aquellos en los que simplemente no hacemos nada. Ya sea meditando, dando un paseo consciente (prestando atención real a nuestro entorno y apreciando el momento presente), admirando el paisaje o tumbándonos un rato con los ojos cerrados para conectar con nosotros (por ejemplo, sintiendo la respiración), dejando que la mente baje revoluciones y se estabilice.

La práctica de visualizaciones positivas, imaginándonos en situaciones o lugares que nos resulten muy agradables, también puede ser una herramienta efectiva. Meditar unos minutos cada día es una de las herramientas de autocuidado mental y emocional más poderosas que existen.

5. Desconectar para reconectar

Vivimos inmersos en un era de hiperconexión constante: móvil, ordenador, iPad, televisión, smartwatches, redes sociales, videojuegos, podcast… Esta constante exposición resulta perjudicial para nuestra salud emocional. Las pantallas nos agotan, descargan nuestra energía vital, saturan la mente y fomentan la ansiedad, baja autoestima, estrés y agotamiento mental. El autocuidado implica el uso responsable de pantallas y redes sociales, que nos alejen de nuestra conexión interna. Es importante reservar momentos diarios «de realidad», sin móvil ni pantallas. Intentar desconectar al final del día viendo la tele o navegando en Instagram o TikTok no hará sino, desconectarte aún más de ti.

Para poder conectar realmente con nosotros, con nuestra esencia, para restaurar nuestro equilibrio interno y calmar nuestro sistema nervioso, es necesario apartarse de las pantallas. Y si puedes hacerlo al aire libre o en la naturaleza, te estarás cargando de la energía más limpia, poderosa, equilibrada y armoniosa que existe. Estar cerca de la Naturaleza es un regalo para nuestro bienestar emocional.

6. Descanso y silencio

Dormir bien y descansar lo suficiente es fundamental para una correcta regulación de las emociones, mantener un buen estado de ánimo y responder eficazmente ante las situaciones de estrés. Existe una relación directa entre las patologías psiquiátricas, como la ansiedad o la depresión, y la falta de sueño. De hecho, el insomnio se asemeja a un estado de ansiedad. Por lo tanto, integrar hábitos de higiene del sueño en tu rutina de autocuidado es esencial: intentar acostarte y levantarte a la misma hora, irte a la cama pronto, cenar de manera ligera al menos dos horas antes de acostarte, hacer una bajada de estímulos (la desconexión de la que hablábamos antes) antes de irnos a dormir, y darle prioridad al sueño y al descanso frente a otras actividades. Disciplinas como el yoga o la meditación pueden ayudarte si tienes problemas de sueño y de estrés.

En cuanto al silencio, empieza a ser una terapia en sí misma y en auge por sus beneficios sobre el cerebro y el sistema nervioso. Diariamente, estamos constantemente expuestos a niveles de ruido y sonidos elevados, lo cual puede pasarnos factura de manera inadvertida. Nos altera, nos estresa y nos agota sin que muchas veces nos demos cuenta, generando estrés y fatiga. Buscar momentos de silencio total es algo increíblemente beneficioso. El silencio es ese momento mágico en el que el cerebro se calma y se reinicia, restaurando la armonía entre cuerpo y mente. Neutraliza el estrés y la ansiedad, reduce la presión arterial, alivia los dolores de cabeza y favorece el sueño, refuerza el sistema inmune y eleva el ánimo. 

7. Tener una red social

Las relaciones sociales y personales funcionan como una especie de red de apoyo emocional, ya que nos brindan amor, apoyo, protección, comprensión y felicidad, algo que nos hace producir «hormonas felices», como la dopamina, la oxitocina y las endorfinas. Por eso es importante que analicemos y reflexionemos acerca de las relaciones que tenemos, evaluando si contribuyen a nuestro bienestar y felicidad, o, todo lo contrario. Poder hablar con un amigo, recibir el abrazo de un familiar, la caricia de una pareja o el amor de los niño poseen una fuerza transformadora equiparable, e incluso superior, a la de muchas medicinas.

Es importante no aislarnos socialmente. Intentar ser personas empáticas que enriquecen la vida de los demás, construir vínculos sociales y personales que nos hagan sentir acompañados, que nos sostengan cuando lo necesitemos y nos hagan la vida más fácil, más alegre y más rica en todos los sentidos. Si sientes que este aspecto necesita fortalecimiento, actualmente existen diversas aplicaciones que facilitan conocer personas, no solo en busca de parejas, sino también de amistades sinceras.

Claves para el bienestar emocional

Las siete claves propuestas no son simples rutinas, sino inversiones valiosas en nuestro ser. Al practicar el autoconocimiento, establecer límites, cultivar pensamientos positivos, crear momentos contemplativos, desconectar conscientemente, priorizar el sueño y valorar las conexiones sociales, no solo prevenimos el estrés, sino que construimos cimientos sólidos para una existencia auténtica y equilibrada. En este viaje, la conexión con la naturaleza y los momentos de silencio resplandecen como herramientas revitalizantes, recordándonos que cuidarnos es un acto de amor propio, transformando cada día en una oportunidad para vivir con significado y felicidad.

El autocuidado es «la perla» del cuidado por todo o que supone y todo lo que engloba. Autocuidado significa dirigir la mirada hacia ti, cuidarte física y mentalmente y, sobre todo, quererte. Muchas veces escuchamos lo importante que es quererse, pero no sabemos qué significa realmente eso o cómo hacerlo. Quererse es cuidarse, es la esencia del autocuidado. Poner en práctica las claves que te hemos dado, a tu manera, como te resuenen mejor, será un gran acto de amor hacia ti.

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